En origen concebido como palacio de recreo, la Alfajería recibió el nombre de “Qasr al-Surur”, que significa Palacio de la Alegría. Una vez reconquistada Zaragoza en 1118, pasó a ser residencia de los reyes cristianos de Aragón, tras varias obras en las que se empleó la mano experta de maestros de la construcción mudéjares como Yucef y Mohamat Bellito.
