La alcazaba almohade de Reina
Reina en Badajoz cuenta con un dilatado poblamiento a lo largo de la historia que ha dejado su impronta en el lugar. Para reivindicar este extenso e impresionante patrimonio de más de 3.000 años de historia nació hace unos años la Asociación de Amigos de la Luna Llena de Reina. La asociación organiza cada año la Fiesta de la Luna Llena de Reina, que combina la magia de la luna de agosto con actuaciones lúdicas y culturales que se celebran tanto en el pueblo como en el castillo.
En la Baja Extremadura española existen numerosos vestigios de su pasado andalusí, tanto arqueológicos como antropológicos, artísticos, lingüísticos, y culturales. Una herencia que todavía se puede apreciar en multitud de campos diferentes, incluida la artesanía. Entre los abundantes restos arqueológicos de la zona destaca la alcazaba almohade de Reina por su estado de conservación, su importancia histórica, los tesoros artísticos que contiene y sus dimensiones. A los pies del cerro se halla también la ciudad romana de Regina, que destaca por su teatro, en buen estado de conservación. El teatro sigue albergando hoy en día numerosas representaciones teatrales, siendo una de las sedes permanentes del Festival de Teatro de Mérida. La ciudad romana y la alcazaba árabe forman un enclave singular de gran belleza y especial consideración. A pocos kilómetros se hallan también la ciudad de Llerena, la mina de la Jayona y la ermita de la Virgen del Ara.
El poblamiento del cerro del castillo fue muy temprano y se sitúa en la Edad del Bronce, entre el segundo y el tercer milenio antes de Cristo. En época túrdula y romana, su situación permitía la vigilancia de un territorio de gran riqueza agrícola y minera, con cercanos yacimientos de hierro y plomo. La atalaya permitía también el control de importantes vías de comunicación, como las que unían Mérida con Córdoba y con Sevilla a través de los pasos de Sierra Morena.
Los romanos reforzaron las defensas naturales del enclave con nuevas fortificaciones. El Oppidum de Reina ocupaba casi toda la parte alta del cerro. De esta época data el excelente aljibe romano excavado en la piedra y situado en la cara este del cerro. A mediados del siglo I de nuestra era, el oppidum se abandona y sus pobladores fundan en la llanura la ciudad de Regina, que pronto se convirtió en una floreciente ciudad de 3.000 o 4.000 habitantes. Sus ruinas son una muestra evidente de su pasado esplendor. Destacan los restos de su magnífico teatro y del antiguo trazado urbano de la ciudad.
Regina también estuvo habitada en época visigoda. Los pocos vestigios que se conservan de esos años son las columnas y capiteles visigodos que se utilizaron en la construcción del atrio y del coro de la ermita del castillo.
En época árabe Regina se abandona y sus pobladores vuelven a buscar la protección del cerro de las Nieves. En tiempos del emirato y del califato se levantó una pequeña fortaleza que ocupaba la explanada central de la actual alcazaba. Esta primitiva fortaleza constituye lo que hoy se conoce como “castillo viejo”. En su interior se conserva uno de los aljibes del baluarte.
Durante el periodo almohade, Yacus ben Yusuf mandó fortificar todas las alcazabas al sur de Toledo. En Reina construyeron un impresionante conjunto de fortificaciones que rodeaban a la población utilizando la técnica del tapial. La alcazaba, situada a 825 m. de altura, cuenta con 15 torres rectangulares y muros de 2 metros de espesor. Se adapta a la topografía del terreno y tiene una planta con forma trapezoidal. De estos años es el aljibe situado junto al flanco oriental. Tiene forma rectangular y cuenta con tres arcos de herradura que se apoyan en columnas y dos naves con bóvedas de cañón. La alcazaba de Reina formaba junto a las de Hornachos, Azuaga y Montemolín una línea defensiva que cerraba los pasos de Sierra Morena hacia el valle del Guadalquivir.
En 1246, poco tiempo antes de la conquista de Sevilla, fue entregada sin lucha a Fernando III, que la dona a la Orden de Santiago. La orden de Santiago convierte a Reina en la villa cabecera de un extenso territorio de unos 1.500 km2. El castillo se reforma y se adapta una parte de la alcazaba para alojar la sede de la Encomienda de Reina. De esta época data el edificio de la ermita de la virgen de las nieves. Durante la edad Media el interior del castillo albergó la población de Reina. En los siglos XV y XVI, el deterioro de la fortaleza y las dificultades de la subida hacen que los vecinos abandonen la alcazaba y se vayan instalando progresivamente en el emplazamiento del actual pueblo de Reina. Es un pequeño y acogedor pueblo con aires serranos que sorprende al visitante por sus sinuosas calles y sus bellos rincones.
Para reivindicar este extenso e impresionante patrimonio de más de 3.000 años de historia nació hace unos años la Asociación de Amigos de la Luna Llena de Reina. La asociación organiza cada año la Fiesta de la Luna Llena de Reina, que combina la magia de la luna de agosto con actuaciones lúdicas y culturales que se celebran tanto en el pueblo como en el castillo. Las celebraciones comienzan con una representación teatral en el pueblo. Tras el teatro, comienza la subida al castillo. Los miembros de la hermandad presiden la procesión ataviados con sus hábitos y sus antorchas. Una vez arriba, tiene lugar el concierto de música medieval en el interior del castillo, a la luz de la luna. Numerosos grupos de música medieval de reconocido prestigio han participado a lo largo de los años en esta fiesta. Las ruinas milenarias, la música y la luna llena convierten el acto en un momento seductor y mágico. Para terminar, los fuegos artificiales convierten el cielo en un espectáculo de luz y color.
Festival De La Luna Llena De Reina | Facebook
Vídeo:
Reina balcón de la campiña from Producciones Mórrimer on Vimeo