El Caballo en el manuscrito árabe y persa
“Dios llamó al viento y le dijo:
“Tú no serás invisible ni impalpable, tu tendrás una forma y ocuparás
Un cuerpo cuya belleza todos envidiarán todos los animales”.
Y creó el caballo.
Partiendo del mismo Corán, en el que en numerosas ocasiones se hace referencia al “caballo de raza”, los árabes desarrollaron una infinidad de textos recopilados en multitud de libros especializados sobre el tema. Nacieron a partir de los textos griegos, de la voz griega que deriva del término “al baytar”, que pasó al castellano como “albéitar”, el veterinario.
De los libros más importantes conservados, podemos destacar el “Libro de la Agricultura”, “Kitab al filaha”, del s. XII en cuyas páginas se explica la cría del caballo, cuidados, entrenamiento, su estampa y características. También, El “Libro de las Utilidades”, “Kitab manafi al hayawan” del s. IX, que habla de diferentes animales domésticos así como de los salvajes y depredadores, llegando a los peces y reptiles.
Estas obras científicas recaban el mayor interés al dedicarse reputados manuales de veterinaria o albeitería y en concreto a la hipiátrica, donde definen y cuidan la raza, abordando entre otros temas el arte de la equitación, así como del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades equinas.
En Al Ándalus, la producción específica sobre los temas del caballo continúa las líneas de estudio generadas en Oriente, y se intensifican con especialistas en el tema que destacan tanto por su sabiduría como el amor al caballo. De hecho, los emires y los califas de Al Ándalus solían dar en reconocimiento a los méritos de sus súbditos, soberbios caballos como regalo que les consagraba como grandes reyes. También la literatura y la poesía se hacen eco del amor del árabe por su montura, a la que llega a amar más que a su propia esposa.
Se crea un vínculo místico entre el equino y su dueño de manera que ya no puede existir el uno sin el otro:
“Ningún otro bien como a los caballos estimo Por muchos dorados dinares que pudiera tener Les doy mi fortuna, mi familia come lo que queda, Y espero luego que ellos me ayuden y den. Si yo no poseyera caballo ninguno de raza, pobre me vería, Aunque todo el oro de Qarun tuviera.”
La artista cordobesa Isabel A. Carrión, ha realizado una interesante selección de obras de todos los tratados anteriormente destacados. Su certeza plumilla recoge fielmente los trazos de la grafía árabe y persa en una muestra permanente en el Museo de Medina Azahara de Córdoba, desde los inicios del Corán hasta la actualidad, en la que nos impacta la intensa historia entre Córdoba y el caballo.
La catedrática de estudios Árabes, de la Real Academia de la historia, María Jesús Viguera Molins, comenta sobre “la admirable labor de reproducción creativa de Isabel Carrión Sánchez, cuyos niveles artísticos son tan interesantes como su enorme vocación, llegando a lograr resultados muy importantes.”
El crítico internacional de arte José Salguero, dice de ella: “Su obra es heredera de unas técnicas que nos legaron los pueblos orientales, pues su base e instrumento de ejecución fue la plumilla. Nos pone en contacto directo y de forma vivencial, con esos recuerdos, con esa vida de un pasado glorioso de nuestra tierra andaluza, con ese pueblo de pensar hondo, que supo transmitir a todo cuanto hizo su filosofía y delicado arte: esto es en definitiva lo que Isabel A. Carrión ha sabido revivir en sus estupendas plumillas, capturar la esencia de los temas representados.
Exposición permanente de Isabel A. Carrión en el Museo de Medina Azahara de Córdoba.
Exposición المعرض: الحصان في المخطوطات العربية والفارسية