De la cerámica nazarí al cuero
Como decía en mi anterior artículo para Continuadores, desde mi etapa de formación a principios de 1980, ya empecé a trabajar con motivos basados en la estética decorativa de Al-Ándalus; no obstante, es a partir de 2005 cuando profundizo en esta temática.
Hoy voy a referirme a la “la refinada estética Nazarí” porque solo viendo sus diseños en cerámica o yeserías a cualquier autor actual no puede dejar de interesarle e influirle en su obra, por eso, como otros, pronto me interesé en las muy estudiadas ajaracas o lacerías de los azulejos nazaríes que podemos encontrar con profusión en La Alhambra en Granada, pero también en otros lugares, como ocurre en Córdoba en la Capilla Real de la Mezquita o la Capilla de San Bartolomé.
En estos elementos decorativos destacan las hipnóticas soluciones de ese cuadrado que gira y que no son sino extraordinarias soluciones constructivas y decorativas que además de en los paramentos cerámicos se utilizaron en todo tipo de materiales: madera, pintura mural, yeso, metal, incluso cuero, como podemos ver en la rara pieza del Museo de Artes Decorativas, que ilustraba mi citado anterior artículo.
Para mí otro hito de las artes suntuarias nazaríes son los grandes jarrones conocidos como los “jarrones de la Alhambra”. Aquí se despliega, además de una depurada técnica de cocción y del conocimiento del color en la cerámica, un gran repertorio ornamental: delicados caracteres epigráficos, estilizada decoración vegetal y también gráciles figuras zoomorfas (jarrón de las gacelas).
Completaría este catálogo decorativo mencionando el bellísimo y singular Azulejo Fortuny, vidriado con tonos dorados, y otro de similar diseño que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, en este caso con un predominio de tonos azulados y violetas. En ambas piezas se trata de un ataurique de palmetas simétricas que sugieren varios centros, con pájaros apoyados en su parte superior y tallos entrecruzados circulares terminados en flores; en los centros de la composición aparece el escudo de la dinastía Nazarí.
Pues todos estos modelos (y otros andalusíes) los estuve estudiando para una serie que preparé con motivo de unos cursos y otros actos divulgativos que tenía que impartir. Dibujé diferentes modelos: azulejos, piezas cerámicas, basas de columnas, paramentos de yeso, tableros de mármol, etc., precisamente, respecto de los inspirados en la estética nazarí acompaño a este texto una muestra de algunos dibujos basados en lacerías y en el ataurique del Azulejo Fortuny y su “compañero” del MAN.
Al mismo tiempo que los diseños elaboré una serie de piezas en cuero que al final tenían un marcado carácter de unidad, por ese motivo, en mi exposición de 2012 titulada “El Protagonismo del fondo” ya incluí varias obras basadas en lacerías de azulejos. Más tarde, en 2016, primero en Córdoba y después en Allariz, realicé la muestra titulada “Del paramento al Guadamecil” que se componía exclusivamente de cuadros inspirados en paramentos de Al Ándalus.
Para finalizar estas líneas e ilustrar el artículo dejo algunas imágenes de obras que ejecuté en cuero con estos motivos, algunas incluidas en las exposiciones ya citadas. Estas imágenes que hoy recupero, tan evocadoras para mí, son trabajos realizados en cuero de badana, labrado, metalizado y policromado: Guadamecíes.
Comentar también que estas piezas que se reproducen, aparte de su valor estético, de nuevo me sirvieron para seguir indagando sobre las posibilidades plásticas y los recursos ornamentales del cuero, en este caso, como ya he repetido, basadas en la estética Nazarí, una de las improntas que han quedado del legado Andalusí, su cultura y sociedad.