
Flor melancólica. Pieza del mes de mayo 2024
“Es lo mismo que la flor. Si te gusta una flor que habita en una estrella, es
muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido.”
Antoine de Saint-Exupéry, “El principito”.
En el escenario del Instituto Cervantes de Nueva Delhi, bajo el título “Roja Melancolía”, tejí un diálogo entre las imponentes fortificaciones rojas de Agra, en India, y la enigmática Alhambra de Granada. Más tarde, la exposición emprendió su viaje al palacio que construyera Muḥammad II (1273-1302) como parte de los edificios de la Huerta Grande de Almanjarra, hoy conocida como Cuarto Real de Santo Domingo, que reposa junto al barrio del Realejo en Granada.
Fue allí, en ese entorno impregnado de historia y poesía, donde se presentó la escultura titulada “Flor Melancólica”. Sus formas poliédricas y su doble corona atraparon la mirada de quienes se acercaban. Desde su base, que evoca la geometría de una planta poligonal, hasta sus pétalos desplegados en heptágonos sutiles, cada detalle parecía susurrar secretos ancestrales. En su corazón, un receptáculo pentagonal alberga su esencia, mientras una corona de vacíos octaédricos la abrazan cálidamente.
Esta obra, inspirada en la exuberante diversidad botánica que nos rodea, encuentra su musa en la majestuosidad de la passiflora y en los intrincados arabescos de la Alhambra. Desde su nombre, “flor del sufrimiento” o “flor de la pasión”, otorgado por el sabio naturalista Carl von Linneo, hasta sus raíces en las visiones de los misioneros en América, la escultura invita a sumergirse en un océano de metáforas y sensaciones.
Los pétalos de esta creación, con su composición tridimensional de geometría compleja, evocan una poesía visual única, reminiscente de los diseños nazaríes que adornan las bóvedas de mocárabes en la Alhambra. En su danza, fusionando formas y colores, recrean la armonía de una partitura floral, mientras que los sépalos, como guardianes protectores, rodean su núcleo de estrella pentagonal, delineando con delicadeza los planos de su energía.
Más allá de su belleza superficial, esta obra busca comunicarse en el lenguaje silencioso de la Naturaleza. Es un recordatorio de la capacidad de la vida para florecer incluso en los terrenos más áridos, un eco de la esperanza y la resiliencia que yacen en lo más profundo de nuestra existencia. Como la flor de la pasión, nacida de lágrimas y sangre, esta escultura nos invita a encontrar renovación y luz en medio de la adversidad.
En última instancia, este modelado se convierte en un testigo mudo de nuestro propio viaje espiritual. Nos insta a abrir nuestros corazones a la maravilla y el misterio de la creación, a contemplar la belleza efímera y eterna que nos rodea y a encontrar en su esencia el recordatorio de la esperanza que siempre florece, incluso en los momentos más difíciles de la vida.
“Flor Melancólica”
Eco silente entre Delhi y Granada,
corazones abiertos, fe, confianza,
diálogo entre hermanos, fiel bonanza.
“Roja melancolía” halló morada.
En cada pasiflora destellaba
la resiliencia, donde el arte zanja
misterio en cada pétalo naranja
que alegre sus aristas desplegaba.
Corona que te inspiras en la flora,
surge en los arabescos de la Alhambra
cual parte del legado que atesoras.
Mosaicos que en el vuelo de la danza
dibujan espirales, vueltas, olas,
recordando que eterna es la esperanza.
Ficha Técnica
Dimensiones: 50 x 33 x 50 cm
Técnica mixta y pintura fluorescente
Año de realización: 2018