Vestigios mudéjares en la arquitectura mexicana
México conserva notables vestigios mudéjares en su arquitectura, testimonio de la herencia andalusí traída a esta parte del mundo por los primeros alarifes y constructores llegados de la Península. Entre ellos destacan la Iglesia de La Conchita, en Coyoacán, y dos edificios en Ciudad de México, cuyas fachadas muestran “aljaracas” -del árabe “al-jaraqa”, que significa “el movimiento”-, una decoración derivada de la arquitectura árabe florecida allá por el siglo XV y que se adoptó en algunas construcciones del XVI novohispano.
Foto portada: Detalle de la fachada de la Casa de las Aljaracas. México.
La Iglesia de La Conchita, Coyoacán, México. Fotos derecha 1 y 2
Cuando ocurre la conquista de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca quedó destruida, razón por la cual, Hernán Cortés decide asentarse en el pueblo de Coyoacán, sitio en el que se establecerá por varios años, junto con sus principales capitanes. Es en 1522 que comienza a levantarse el templo dedicado a la Inmaculada Concepción, lugar que se considera la primera capilla de la actual capital de México. En la actualidad notamos, una clara influencia mudéjar en el elaborado recamo de su fachada, en el cual notamos como, al paso del tiempo, se va mezclando con el abigarrado estilo barroco.
Una casa en la Cerrada de Ecuador No. 8, en la antigua ciudad de México.
Establecida la ciudad de México, al comenzar el segundo cuarto del siglo XVI, se hizo la división de los cuatro cuadrantes, para el control administrativo de la capital de la ya nombrada Nueva España. El cuadrante nor oriente era el de San Sebastián Atzacoalco. Es ahí, que en nuestros días sobrevive una casona que, se dice, fue levantada en el siglo XVIII, en donde vemos apenas un pequeño vestigio de la influencia mudéjar. Nuevamente aparece la estrella de ocho picos en su decorado. Seguramente la totalidad de la fachada estaba cubierta por tan singular dejo del medio oriente en esta parte del llamado entonces, Nuevo Mundo.
La casona es utilizada en nuestros días como casa de acogida a menores en situación de calle. Del inmueble, que hace siglos seguramente era impresionante, poco queda. Su localización, en la zona conocida como La Lagunilla, cercana al barrio de Tepito, la vuelven un poco complicada para visitar. Como quiera, el vestigio mudéjar ahí queda.
La casa de las Ajaracas en la ciudad de México. Fotos dcha. 3 y 4
Una vez consumada la conquista, Tenochtitlán, la antigua capital azteca, ya destruida por el fuego y el hierro de los seguidores de Cortés, comenzó a ser desmantelada. De los espléndidos palacios y templos fueron usadas todas sus piedras para levantar las nuevas casas que, al estilo europeo, tenían tintes de aquellas viejas ciudades, si bien, comenzaron a adquirir ciertos detalles propios del lugar. Uno de ellos, quizá el más importante, fue el tezontle, la piedra ligera de un bello color rojizo con la que fueron decoradas casi todas las fachadas de las nuevas construcciones.
En una de las esquinas de la nueva ciudad española llamada México, justo a espaldas del predio asignado para ser levantada la Catedral, rumbo que ocupaba el gran Templo Mayor azteca, le fue asignado a uno de los conquistadores para que construyera ahí su casa; su nombre lo desconozco, quizá fue alguien de apellido Nava pues, para 1580, el propietario era el canónigo Pedro de Nava quien decide fundar ahí el mayorazgo de Nava Chávez, nombre que adquirirá la casa levantada en un terreno de poco más de 1770 metros cuadrados.
De cómo habrá sido la construcción levantada en las últimas décadas del siglo XVI, no tenemos datos, pero, ya en los primeros años del XVIII, que se reedifica la casa, ésta comienza a tener tintes mudéjares pues toda la fachada fue decorada con ajaracas, manteniendo la línea que da la estrella de ocho picos, tan característica en ese estilo. El Diccionario Arquitectónico define la “aljaraca” como “s.f. Ornamento en forma de lazos o listones, derivados de la arquitectura árabe, trabajado en estuco esgrafiado sobre los paramentos de los muros”.
Fueron muchas las intervenciones que, a lo largo del tiempo, la casa ha tenido. Dañada fuertemente por los sismos de 1985 hubo la necesidad de derruir parte de ella, pero la esquina que aún vemos en pie mantiene ese fuerte sabor andalusí al grado que el nombre que desde hace tiempo se le dio es, precisamente, Casa de las Ajaracas, indudable presencia del estilo que, desde Andalucía, enraizó en esta parte del llamado Nuevo Mundo. En la actualidad, este inmueble sirve como sede del Museo Archivo de la Fotografía.
En los enlaces que doy a continuación, podréis ver información más detallada sobre estos edificios:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2019/09/la-conchita-leccion-indiscutible-de.html
https://revistas.inah.gob.mx/index.php/boletinmonumentos/article/view/13025/14150
https://www.mesoweb.com/es/articulos/sub/Mayorazgo.cat.pdf
México conserva notables vestigios mudéjares en su arquitectura, testimonio de la herencia andalusí traída a esta parte del mundo por los primeros alarifes y constructores llegados de la Península. Entre ellos destacan la Iglesia de La Conchita, en Coyoacán, y dos edificios en Ciudad de México, cuyas fachadas muestran “aljaracas” -del árabe “al-jaraqa”, que significa “el movimiento”-, una decoración florecida en Europa allá por el siglo XV y que se adoptó en algunas construcciones del XVI novohispano.
Foto portada: Detalle de la fachada de la Casa de las Aljaracas. México.
La Iglesia de La Conchita, Coyoacán, México. Fotos derecha 1 y 2
Cuando ocurre la conquista de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca quedó destruida, razón por la cual, Hernán Cortés decide asentarse en el pueblo de Coyoacán, sitio en el que se establecerá por varios años, junto con sus principales capitanes. Es en 1522 que comienza a levantarse el templo dedicado a la Inmaculada Concepción, lugar que se considera la primera capilla de la actual capital de México. En la actualidad notamos, una clara influencia mudéjar en el elaborado recamo de su fachada, en el cual notamos como, al paso del tiempo, se va mezclando con el abigarrado estilo barroco.
Una casa en la Cerrada de Ecuador No. 8, en la antigua ciudad de México. Fotos dcha. 3 y 4
Establecida la ciudad de México, al comenzar el segundo cuarto del siglo XVI, se hizo la división de los cuatro cuadrantes, para el control administrativo de la capital de la ya nombrada Nueva España. El cuadrante nor oriente era el de San Sebastián Atzacoalco. Es ahí, que en nuestros días sobrevive una casona que, se dice, fue levantada en el siglo XVIII, en donde vemos apenas un pequeño vestigio de la influencia mudéjar. Nuevamente aparece la estrella de ocho picos en su decorado. Seguramente la totalidad de la fachada estaba cubierta por tan singular dejo del medio oriente en esta parte del llamado entonces, Nuevo Mundo.
La casona es utilizada en nuestros días como casa de acogida a menores en situación de calle. Del inmueble, que hace siglos seguramente era impresionante, poco queda. Su localización, en la zona conocida como La Lagunilla, cercana al barrio de Tepito, la vuelven un poco complicada para visitar. Como quiera, el vestigio mudéjar ahí queda.
La casa de las Ajaracas en la ciudad de México. Fotos dcha. 4 y 5
Una vez consumada la conquista, Tenochtitlán, la antigua capital azteca, ya destruida por el fuego y el hierro de los seguidores de Cortés, comenzó a ser desmantelada. De los espléndidos palacios y templos fueron usadas todas sus piedras para levantar las nuevas casas que, al estilo europeo, tenían tintes de aquellas viejas ciudades, si bien, comenzaron a adquirir ciertos detalles propios del lugar. Uno de ellos, quizá el más importante, fue el tezontle, la piedra ligera de un bello color rojizo con la que fueron decoradas casi todas las fachadas de las nuevas construcciones.
En una de las esquinas de la nueva ciudad española llamada México, justo a espaldas del predio asignado para ser levantada la Catedral, rumbo que ocupaba el gran Templo Mayor azteca, le fue asignado a uno de los conquistadores para que construyera ahí su casa; su nombre lo desconozco, quizá fue alguien de apellido Nava pues, para 1580, el propietario era el canónigo Pedro de Nava quien decide fundar ahí el mayorazgo de Nava Chávez, nombre que adquirirá la casa levantada en un terreno de poco más de 1770 metros cuadrados.
De cómo habrá sido la construcción levantada en las últimas décadas del siglo XVI, no tenemos datos, pero, ya en los primeros años del XVIII, que se reedifica la casa, ésta comienza a tener tintes mudéjares pues toda la fachada fue decorada con ajaracas, manteniendo la línea que da la estrella de ocho picos, tan característica en ese estilo. El Diccionario Arquitectónico define la “aljaraca” como “s.f. Ornamento en forma de lazos o listones, derivados de la arquitectura árabe, trabajado en estuco esgrafiado sobre los paramentos de los muros”.
Fueron muchas las intervenciones que, a lo largo del tiempo, la casa ha tenido. Dañada fuertemente por los sismos de 1985 hubo la necesidad de derruir parte de ella, pero la esquina que aún vemos en pie mantiene ese fuerte sabor andalusí al grado que el nombre que desde hace tiempo se le dio es, precisamente, Casa de las Ajaracas, indudable presencia del estilo que, desde Andalucía, enraizó en esta parte del llamado Nuevo Mundo. En la actualidad, este inmueble sirve como sede del Museo Archivo de la Fotografía.
En los enlaces que doy a continuación, podréis ver información más detallada sobre estos edificios:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2019/09/la-conchita-leccion-indiscutible-de.html
https://revistas.inah.gob.mx/index.php/boletinmonumentos/article/view/13025/14150
https://www.mesoweb.com/es/articulos/sub/Mayorazgo.cat.pdf