La hazaña de Dar al Tiraz: el renacimiento del lampás, una herencia andalusí.
Con el propósito de hacer renacer el tejido labrado arabo-andalusí, Sy Hassan fundó Dar al Tiraz en Fez, Marruecos, uno de los pocos talleres en el mundo donde se producen telas en telares de tiro.
Una herencia andalusí
A partir del siglo VIII, la sericultura y el tejido de la seda prosperaron en al-Ándalus. Utilizando los métodos de tejido manual de lo más sofisticados, los maestros tejedores andalusíes fabricaban unas suntuosas telas muy apreciadas en la cuenca mediterránea. Entre ellas, las telas labradas eran las más preciadas. Su producción se limitaba a unos pocos talleres llamados «dar al tiraz», donde se trabajaba bajo el patrocinio de los soberanos. El desarrollo de esta enorme industria alcanzó su apogeo bajo la última dinastía musulmana del reino de Granada, los Nazaríes (1232-1492).
A veces aliados, otras veces rivales, los nazaríes y sus coetáneos marroquíes, los meriníes, eran unos vecinos muy cercanos. No es de extrañar, pues, que, siendo capital de los meriníes, Fez haya heredado de los nazaríes el arte del tejido labrado realizado en telar de tiro. Acreditada por Ibn Khaldun, esta transferencia tecnológica que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIII o la primera del siglo XIV, se explica aún más por el hecho de que Fez era ya una ciudad de tradición textil desde al menos el siglo XII. En 1492, la toma de Granada marcó la caída de los Nazaríes y dio lugar a la llegada masiva a Fez de artesanos eminentes y entre ellos la de numerosos tejedores.
Estimulada por estos emigrantes andalusíes, la actividad textil de Fez floreció más que nunca, hasta tal punto que el mismísimo León el Africano, aunque nativo de Granada y que vivió en Fez entre 1492 y 1515, describe el arte de tejer como la principal actividad artesana de la ciudad. Desde entonces, Fez perpetuó la pericia medieval del tejido de las sedas labradas en telares de tiro hasta la época moderna, cuando este saber hacer había desaparecido desde hacía mucho tiempo no solo en la vecina España sino en la mayor parte de los países. Así es como al hilo de las sucesivas generaciones, los tejedores de Fez fueron los guardianes de unas técnicas muy elaboradas, en particular a través del tejido de magníficos cinturones hechos en lampás, que formaban parte de la indumentaria de las mujeres de la alta sociedad marroquí hasta principios del siglo XX.
El telar de tiro, joya de sofisticación medieval
Cuando llegó a Fez desde Al-Ándalus, el telar de tiro ya tenía una larga historia. Se sabe poco en cuanto a la fecha y el lugar del nacimiento preciso de este invento genial y decisivo, del cual J.F. Flanagan compara la importancia a la del invento de la prensa en el desarrollo del arte de la imprenta. Parece que tuvo lugar en Medio Oriente, probablemente en Siria, antes del siglo VII. Con el paso del tiempo, la técnica muy sofisticada del telar de tiro se propagó extensamente hasta el Extremo Oriente incluido y hasta los confines occidentales del Viejo Mundo.
A pesar de las modificaciones que fueron introducidas en sus distintos países adoptivos, todos los telares de tiro manuales se ajustan al mismo esquema fundamental. Están dotados de unos impresionantes dispositivos de creación del diseño que permiten la repetición de los motivos, gracias a unos sistemas de levantamiento de los hilos de urdimbre, según una selección previamente establecida. En los telares de tiro de tipo arabo-andalusí, esta selección se ejecuta gracias a unas cuerdecitas (los lazos) que forman unos bucles a lo largo de un haz de cuerdas tensadas (el semple), cuerdas ellas mismas unidas a un imponente conjunto de lizos de diseño. Las cuerdas y los lazos están accionados desde fuera del telar por un ayudante, el tirador de lazos, que trabaja sentado en el lateral externo del telar. Durante siglos, de un extremo al otro de Eurasia, los telares de tiro han permitido la realización de telas de las más refinadas, hasta su desaparición brutal a causa del éxito de su vástago mecanizado, el llamado telar Jacquard. Por esta razón, hoy en día, un telar de tiro revela ser una auténtica rareza.
En Fez, la desaparición progresiva de la fabricación de telares de tiro a lo largo del siglo XX, se acompañó de una pérdida de los conocimientos y saber hacer correspondientes. Así es como, durante decenas de años, en Fez nadie dominaba ya el saber teórico del funcionamiento de estos telares tan complejos. Si bien es cierto que algunos viejos tejedores y tiradores de lazo fueron capaces de hacerlos funcionar, y que hoy en día algunos de ellos aún siguen en actividad, los conocimientos teóricos en cuanto al funcionamiento y a los secretos de la creación de motivos nuevos cayeron en el olvido. Es a la adquisición de este dominio perdido por todos que el investigador y maestro artesano Sy Hassan ha consagrado su vida. Este será el tema de la segunda parte de este artículo que será publicado muy pronto en esta sección con el título : « En un hilo, o el recorrido singular de Sy Hassan ».
Agradecemos la traducción de este artículo a Nade Favreau.