
El mundo del textil
El carácter fundamental del Textil tiene sus raíces en su factor de protección y cobijo. Cada día nos vestimos como por inercia, casi sin pensar, es cierto. Pero el Textil nos acompaña siempre, y concretamente en los momentos más trascendentales del ciclo de la vida: se cubre al recién nacido con un paño protector, lo que resulta ser su primer contacto con el mundo exterior-, y se abriga al difunto con la mortaja en su último adiós a la vida.
Este papel fundamental en nuestras vidas se vuelve también señal de identidad en nuestras distintas culturas: las materias primas, los procesos de elaboración y la textura del tejido, los adornos, intrínsecos a la técnica textil en sí como son los labrados, integrados en el proceso del tejido como los brochados o añadidos posteriormente como los bordados, todos son elementos que llegan a definir un continente, un país, una región, una etnia, e incluso a veces hasta identificar al artífice de la pieza textil concreta…
Sin embargo, no importa la distancia o incluso la lejanía geográfica dado que el TEXTIL es un lenguaje absolutamente universal. La vista y el tacto bastan para crear una complicidad y un terreno de entendimiento profundo entre los tejedores. Sea cual sea la complejidad del tejido, de su enhebrado, del atado de los pedales en el telar y de las secuencias del pedaleo, con una mirada, un leve roce sobre la tela- más bien una caricia, diría yo-, se vislumbra y se aprecia cómo está hecho, de que va, en fin,
“se sabe”…
Esto fue lo que me pasó cuando llegue al Norte de Marruecos para colaborar en las misiones de INNOVARTE promovidas por la AECID, el Ministerio de Artesanía y la APDN, a las que corresponden las imágenes que acompañan estas palabras.
Hacía muchos años que me estaba dedicando al Textil, tanto de alto como de bajo lizo en un pueblo de la Alpujarra granadina. ¡Y cuál fue mi sorpresa cuando vi los tejidos del Norte de Marruecos de las regiones de Ouezzane y más al norte, de Fahs Anjra: presentaban la misma clase de urdimbre de algodón, la misma densidad de hilos al cm que los tejidos antiguos que había podido ver en Granada y la Alpujarra… Una continuidad visible en la textura final de las telas que desafiaba lo que podría haber parecido a priori el obstáculo del Estrecho.
En ambos casos, son tejidos de uso doméstico, de factura relativamente sencilla pero noble. Los tejidos suntuarios de los “Tiraz” de Granada también han pasado el Estrecho hasta Fez, donde hoy en día siguen operando en sus telares de tiro los maravillosos “Continuadores” de “Dar el Tiraz”.
Pero allí está la Historia para contarnos las idas y venidas de pueblos y el curso de las civilizaciones… sabiendo además que el textil viaja muy bien, ¡no se rompe!, y que se ha mercadeado mucho con él a lo largo de los siglos… En estas circunstancias, colaborar con las artesanas y artesanos del mundo textil del Norte de Marruecos era, claro, para mí más que evidente. Me encontré primero con unas tejedoras maravillosas por su dedicación, su respeto del oficio, su “saber-hacer” palpable en estos complejos encajes tejidos de la franja de sus “mendhiles” (de donde viene la palabra española “mandil”), tejido a la vez puramente doméstico por su función básica en la indumentaria de estas mujeres y cultural por su peculiar diseño.
Como en muchas zonas y países, por no decir continentes, es un oficio casi exclusivamente femenino fundamental para el sustento de la economía familiar… Me admiraron estas tejedoras por su dedicación al oficio, por su deseo de mejorar aún su técnica, su apertura de mente, sin olvidar el cariño que me profesaron…
Viví también una riquísima experiencia de intercambio en el arte de la tejeduría con los tejedores de Oulad Azam . Ampliaron gustosos sus horizontes que hasta entonces eran limitados a los metrajes para djellabas.
El Textil es todo un mundo… Mi sentimiento es que sobrevuela las fronteras para crear una gran hermandad…