Mariano Bertuchi: mucho más que “el pintor del Marruecos español”
Esta es la fascinante historia de un andaluz enamorado de Marruecos, cuya importancia en el arte, la artesanía, la conservación del patrimonio material e inmaterial de Marruecos y su promoción en todo el mundo, está siendo justamente restituida a medida que se va despejando la fina niebla que los prejuicios tejieron en torno a su figura, por su condición de alto funcionario y pintor oficial del Marruecos español del siglo XX.
Mariano Bertuchi nació en Granada, en 1884, en el seno de una familia cuyos ancestros provenían de la isla de Malta, y pasó su niñez entre la ciudad nazarí y Málaga. Bertuchi fue un niño prodigio, dotado de un talento tan precoz para la pintura que a los ocho años obtuvo el diploma de la Academia Provincial de Bellas Artes de Málaga. Con tan solo 14, expuso en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, completando sus estudios en la Escuela Madrileña de Bellas Artes de San Fernando. En esa época tuvo la oportunidad de viajar a Tánger, cosa que deseaba por encima de cualquier otra, quedando fascinado. Bertuchi siempre afirmó que la luz de Málaga y Granada encontraban su reflejo en la orilla opuesta del Mediterráneo. Llegó diez años después de los pintores franceses Matisse y Delacroix, y de su admirado compatriota Mariano Fortuny, representantes de la pintura orientalista que el romanticismo del siglo XIX alumbró. Mariano Bertuchi dio paso junto a otro grande de la pintura, José Tapiró Baró, a toda una generación de artistas que, bajo su influencia, preconizaron una nueva forma de entender el arte.
Bertuchi, alejado de la imagen mitificada de oriente de sus predecesores, llegó hasta el fondo de Marruecos sin prejuicios, desde un punto de vista original, brillante, y sobre todo cercano, y practicó un personalísimo impresionismo con el que supo plasmar los dramáticos juegos de luces y sombras de las medinas, los intensos colores de vestidos, los caballos, las montañas azuladas… Sus pinturas fueron llevadas a los carteles destinados a impulsar el turismo en las provincias, y éstos a los sellos del Protectorado español, convirtiéndose en su imagen oficial. En otros cuadros, quizás más bellos, el prolífico artista reflejó de forma delicada el mundo de las mujeres y los niños, la vida social en los cafetines, el cotidiano bullicio de los zocos, y las multicolores artesanías que el pintor tanto admiró y protegió a lo largo de su vida.
Tras una estancia en Ceuta muy productiva, le nombraron en 1928 inspector jefe de los Servicios de Bellas Artes y Artesanía Indígena del Protectorado. A partir de ese momento, Bertuchi se consagrará en cuerpo y alma a su gran objetivo: proteger el patrimonio cultural de Marruecos, contando con la valiosa colaboración del almotacén de Tetuán Abdeslam Benunna, quien le ayudó a poner en marcha un brillantísimo proyecto para la recuperación de las artesanías andalusíes, convirtiendo a Tetuán en el gran centro del arte en el Norte de África.
Hay que decir que la misión que Mariano Bertuchi se había impuesto, coincidía plenamente con una de las líneas generales de orientación sobre el territorio del norte de Marruecos que la acción cultural española de 1912 había definido: “La voluntad de recoger y salvar los restos de las artes industriales para formar artesanos que, dentro de la pureza del estilo, conservaran la tradición artística marroquí junto a la incorporación a la vida moderna y la de conservar los monumentos artísticos e históricos previa restauración.” A este empeño, Bertuchi dedicó toda su vida.
En 1930 se hizo cargo de la dirección de la Escuela de Artes Indígenas de Tetuán, creada en 1919 con el nombre de Escuela de Artes y Oficios y que más tarde, en 1947 pasaría a denominarse Escuela de Artes Marroquíes, así como la de alfombras de Chauen. Bertuchi dotó al centro de nuevos talleres y buenos maestros, creciendo el número de alumnos hasta asegurar la pervivencia de las técnicas artesanales que se estaban perdiendo. La Escuela se llenó de jóvenes y entusiastas aprendices que eran recompensados con un salario y con el diploma oficial. Aquí aprendieron oficios como el zellij, la ebanistería, el bordado del cuero, la orfebrería, la estampación, la pintura decorativa, las artes del metal y el tejido artesanal de telas y alfombras. Bertuchi prohibió, adelantándose a las más actuales tendencias, el uso de aditivos y colorantes químicos importados de Europa en favor de las tinturas naturales tradicionales. Sus esfuerzos fructificaron en el “Pabellón de Marruecos Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929”, que causó en su día sensación e influyó en la arquitectura de todo el mundo, en países como en Cuba de forma extraordinaria. Nos lo cuenta él mismo:
“Alborean los programas que habían de regir en 1929 para la Exposición Iberoamericana y Marruecos obtuvo el lugar que le correspondía ocupar en aquel certamen sentimental de la Hispanidad. Los talleres de la escuela en este nuevo quehacer se movilizaron; los viejos maestros y sus aprendices musulmanes, unos aquí, en Tetuán, y otros en Sevilla, sintieron renacer la gloriosa tradición de la vieja artesanía hispano‐arábiga y todo culminó en aquel memorable pabellón marroquí de la Exposición que hubo de mantenerse abierto mucho tiempo después de la clausura, porque los trabajos, de finas modalidades artesanas que contenía, eran un acicate permanente de la curiosidad pública”
También creó el Museo Etnológico de Tetuán y cinco años antes de su muerte, en 1945, la Escuela Preparatoria de Bellas Artes -hoy Instituto Nacional de Bellas Artes-, desde entonces, uno de los centros artísticos más importantes de Marruecos. La Escuela de Artes Marroquíes, ahora Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, se mantiene viva cien años después de su fundación. El Rey de Marruecos, Mohamed V, decidió tras alcanzar la independencia de Marruecos, que todos los centros creados por Bertuchi continuasen con su labor. La ciudad de Tetuán, en su día restaurada y conservada de forma magistral por él, le sigue rindiendo homenaje.
Bibliografía
DE LA SERNA. A. (coord.). Mariano Bertuchi: pintor de Marruecos. Libro – catálogo de arte de la exposición. Barcelona: Lunwerg. 2000.
PLEGUEZUELOS SÁNCHEZ, J. A. “Mariano Bertuchi. Los colores de la luz “, Ceuta, 2013.
VIÑES MILLET, C.: Granada y Marruecos. Arabismos y Africanismo en la cultura granadina, El legado Andalusí, Granada, 1995.
SANZ, C: «Un reportaje con el maestro de pintura Bertuchi. Cómo ha resurgido la artesanía marroquí», en Marruecos, n.º 1, 1949.
ABAD, B.: Mariano Bertuchi como pintor de la intimidad marroquí, Universidad de Sevilla. 2016.